El trapecio.
Cambia, todo cambia.
Así es el titulo que adorna este spazio desde hace meses.
Aquello fue originado por el hecho de desprenderme de alguien que de verdad quise mucho, pero que tiene un proyecto de vida muy distinto al que yo quiero para mi. Ese día corte mi cabello, era mi manera de decirle, mira, todo en esta vida se puede perder, y seguir de pie; recuerdo su rostro cuando me vio, creo que no lo podía creer.
Ahí decidí que cambiaría el esquema en el que había vivido.
Siempre me ha sido tan fácil cambiar, de repente decir, ya no quiero estar aquí, ya no quiero estar con estas personas, ya no quiero ver mas estas calles, y de un día para otro despertarme en una cama extraña, me es muy fácil conocer gente, me es muy fácil tomar decisiones de rumbo, distintas a las que el destino traza para mi. Cambiar totalmente la escenografía de la siguiente toma, sin problemas de continuidad.
Pero lo que no puedo, o mas bien tengo problemas para procesar, es cuando el cambio viene de afuera, es cuando yo no planeo ese cambio y soy obligada a dar vueltas en un vórtice que no es mio. Eso me asusta mucho, la niña Ara se hace presente y pone a dormir a la diosa, la niña Ara se acurruca en cunclillas en una esquina, tapándose los oídos, y los ojos, cantando para no percibir el cambio. Se asusta tanto que para cuando abre los ojos nada de lo que conocia es igual y en la confusion a perdido cosas de verdad importantes.
Y es ahora cuando debo demostrar el verdadero talante, debo demostrar que la diosa puede cuidar de la niña sin peligro.
Hoy son tiempos de cambio y de lanzarce sin red.
Nos leemos luego...